A medio camino entre escritura automática y declaración de principios, Occidente está en la encrucijada que forman el camino de la continuidad de nuestro estilo de vida y el sendero a la salvación, mirando directamente a los ojos todo aquello que nos ha traído al borde de la catástrofe.
Entre ave de mal agüero y ángel de la anunciación, Occidente declara que no podemos vivir un momento más en la negación y debemos tomar al destino con ambas manos, sin esperar a que aparezcan las cámaras de televisión.